MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pan con navajaâ? la propuesta de Morena

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Destacados colaboradores de medios internacionales a los que difícilmente pueden ser acusados de conservadores o fifís han señalado, desde mi punto de vista, acertadamente la trampa que encierra el decálogo para salir de la crisis del Coronavirus presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Seguramente, así como muchos líderes de opinión de nuestro país, por la forma en que abordan los periodistas desde el exterior de nuestro país el tema de la crisis sanitaria, se nota que están preocupados de las mentiras lanzadas diariamente desde Palacio Nacional, pues son graves y todas causan daños, pero las ligadas al manejo de la pandemia resultan más dañinas e imperdonables que las otras, porque provocan de manera directa el contagio y la muerte de muchos miles de inocentes tal como lo estamos viendo y viviendo en estos días.

Hay una colaboración sumamente interesante en el portal https://www.nytimes.com/es/ con fecha 25 de junio de 2020 titulada "Un contradecálogo para López Obrador” del escritor y periodista Diego Fonseca, colaborador del diario The New York Times, en el que menciona que los diez puntos del decálogo presidencial son vagos y casi místicos. Señala que el país no necesita buenos deseos; requiere de un plan político, económico y social claro y concreto. Cuando México esperaba un plan, tuvo un púlpito. Cuando necesitaba un estadista, llegó un mesías con un decálogo.

Sin menoscabar los esfuerzos de los intelectuales que buscan con sus colaboraciones hacer ver, al pueblo de México la falsedad de la propuesta de Morena.  Considero sin temor a equivocarme que la opinión que va al fondo del problema es la del Ingeniero Aquiles Córdova Morán (ACM), Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional. El máximo dirigente de los Antorchistas del país, en su artículo semanal publicado, el día 9 de diciembre, a través de https://www.facebook.com/AquilesCordovaOficial con el título "Pandemia, libertad y muerte” en el que en forma magistral, con argumentos claros y precisos considera que el decálogo presidencial se trata de una maniobra más del Gobierno de la 4ªT, de una peligrosa trampa que juega con la vida de quienes tienen menos defensas intelectuales para descubrir la navaja oculta dentro del pan que se les ofrece.

Dado que, desde mi modesta consideración, el artículo del líder nacional del Movimiento Antorchista, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, es un enorme faro en el oscuro túnel por el que atraviesa la vida política nacional. Procurando respetar el espíritu de sus ideas, me he atrevido a interpretar y transcribir algunos de sus párrafos, que explican genialmente la razón de las mentiras que flagrantemente nos receta todos los días Andrés Manuel López Obrador en sus mañaneras.

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Coincido plenamente con el ingeniero Córdova Morán, al sostener que el decálogo que acaba de recetarnos el presidente López Obrador como el remedio más eficaz contra la pandemia del coronavirus que nos tiene a todos con la soga al cuello. Esta plaga, comparable por sus estragos a las siete plagas de Egipto, es cosa seria, muy seria. Ya ha causado la muerte de poco más de ciento diez mil mexicanos pertenecientes a los estratos de menores ingresos de la población, muchas de las cuales pudieron haberse evitado con una política más responsable, científicamente diseñada por especialistas en la materia y con recursos suficientes para su instrumentación. No se hizo antes y no se hará ahora ni en el futuro; en su lugar es que ahora se nos receta el decálogo presidencial.

La declaración enfática del presidente de que su aplicación no es obligatoria sino absolutamente voluntaria. Ya que este Gobierno, subray&oacute, no es autoritario ni dictatorial, sino profundamente respetuoso de la libertad de los ciudadanos. Nada por la fuerza, todo por la razón y el convencimiento. Y es por eso que a más de uno de nosotros, incluidos columnistas y reporteros especializados y uno que otro poderoso empresario, este discurso le pareció de perlas, lo dejó plenamente satisfecho y reconocido y buscará la oportunidad para manifestarlo públicamente.

Nada de esto es verdad y el presidente lo sabe muy bien.  En primer lugar, al promover con bombo y platillo su decálogo, el presidente pretende desarmar a quienes lo critican por su total inacción frente a la pandemia. En segundo lugar, al advertir que su aplicación no es obligatoria sino totalmente voluntaria, se disfraza de un demócrata convencido y ejemplar y no como el déspota que todos vemos en las mañaneras. Pero el objetivo más importante es enviar el mensaje al ciudadano común y corriente de que la pandemia no es ni tan peligrosa ni tan mortal como afirman sus críticos, ni exige, por tanto, restricciones y privaciones drásticas como el confinamiento domiciliario que predican los alarmistas. Con esto último el decálogo, que en apariencia es un llamado a todos a tomar precauciones contra la pandemia, se convierte en una invitación a salir a las calles con entera libertad y sin tomar ningún tipo de precauciones, en un llamado a incrementar los contagios y las muertes que ya hoy alcanzan niveles de tragedia nacional.

Con este llamado, subliminal pero eficaz, a que la gente se vuelque a las calles sin ningún temor ni reserva, se persiguen tres objetivos más o menos visibles. 1) Proteger a los grandes almacenes, comercios y tiendas de autoservicio de una drástica caída de sus ventas en esta temporada navideña. 2) Descartar definitivamente un nuevo enclaustramiento y, de ese modo, ahorrarse el desembolso de una pensión universal para ayudar a las familias recluidas, por una parte; por la otra, evitar una nueva suspensión de la actividad económica, ya muy deteriorada por el pésimo manejo que ha hecho de la economía el actual Gobierno y no resistiría una nueva suspensión prolongada. 3) Ante el crecimiento acelerado de contagios y muertes por el descontrol masivo de la gente, el presidente está preparando el terreno para echar toda la responsabilidad sobre las espaldas de las víctimas cuando eso ocurra, acusándolas de no haber hecho caso de su decálogo. Una forma de lavarse las manos que envidiaría el mismísimo Poncio Pilatos.

Por lo hasta aquí expuesto en esta modesta colaboración apoyada en el artículo del ingeniero Aquiles Córdova Morán y dada la demostración contundente, inapelable del engaño de que somos víctimas. No queda duda que es "pan con navaja” la propuesta de Morena.

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